lunes, 30 de enero de 2012

Shirley Valentine (1989)

Año 1989
Género Comedia
Duración 106 min
País EEUU
Director Lewis Gilbert
Guión Willy Russell
Música Marvin Hamlisch, Willy Russel
Fotografía Alan Hume
Productora Paramount Pictures
Intérpretes Pauline Collins, Tom Conti, Alison Steadman, Julia McKenzie
42 años. Ama de casa. Hijos mayores que inician sus propios caminos. Un marido que no la aprecia. Años y años dedicados al hogar. Rutina. Monotonía. Aburrimiento. La compra, la limpieza, las tareas y los recados del hogar… Y mucho tiempo en soledad para pensar. Pensar en la juventud perdida. En aquella Shirley Valentine rebelde que se perdió a medio camino entre un suspenso en el instituto y un marido pasivo.

Hablar con la pared, chismorrear entre amigas feministas o darle carne cruda al perro de la vecina se convierten en las aventuras más arriesgadas para una joven soñadora que vive encerrada en una mujer adulta, en plena crisis de la pérdida de la juventud y la no vejez, y que se derrumba ante la imposibilidad de “tirarse de la moto”… Es la decepción personificada. Shirley Valentine se mira al espejo y no se reconoce, porque Shirley Valentine murió. Pasaron los años, y murió. Enclaustrada en el paso del tiempo, se da cuenta de que no ha hecho nada. De que sus sueños han caído. De que no le queda demasiado y, aún así, lo tiene todo por hacer.

Sin embargo, un día una de sus amigas le ofrece la posibilidad de cambiar. De dar un giro a su vida y le propone hacer un viaje a Grecia. Aunque no se siente realmente capacitada para dejar a su marido desagradecido unas semanas sólo, y todo lo que encuentra son obstáculos a su decisión de vivir, da el paso y se marcha con ella.

Allí se encuentra con un paraíso donde se abre una vida nueva. Shirley Valentine resucita entre calles empinadas de tierra, casitas blancas a la orilla del mar y nueva gente que encuentra en su camino. Esto, el ambiente, soltarse la melena y cumplir uno de sus sueños le hacen plantearse su propia existencia en este mundo y enfrentarse a una de las decisiones más importantes de su vida.


Dirigida por Lewis Gilbert, un director de la vieja escuela británica responsable de éxitos como The Haunted (1995) o Stepping Out (protagonizada por Liza Minnelli en 1991), esta preciosa historia se centra, como ya hemos visto, en una única protagonista, Shirley Valentine, y su entorno. La actriz que da vida a este singular personaje es Pauline Collins, ligeramente desconocida en la gran pantalla, pero con títulos a sus espaldas tan sugerentes como Camino al paraíso (1997 junto a Glenn Close) o La ciudad de la alegría (1992 con Patrick Swayze). Collins se convierte en Valentine y, sin ser una mujer que sobresalga de lo común, nos enamora con su sonrisa, sus dulces ojos azules y su figura de chica pin-up entrada en carnes, pizpireta, soñadora y alegre, capaz de pasar de la sonrisa a la lágrima con una facilidad extrema, y una sensibilidad especial que transmite al espectador cuando nos mira directamente.

A esto, debo añadirle las impresionantes fotografías. En ellas podemos ver reflejada la evolución del personaje. Un comienzo gris, oscuro, nublado y triste con calles sombrías y solitarias que da paso a una luz brillante y casi cegadora que se refleja en el mar, regalando al espectador unos preciosos atardeceres y contraluces que nos acercan un poquito más a los sentimientos de los protagonistas.


 

Una película que narra la vida de tantas mujeres. Una historia tan real. Todas somos Shirley Valentine. Todas somos jóvenes y queremos cumplir sueños. Queremos viajar, conocer preciosos lugares y personas que nos aporten especiales experiencias. Y queremos vivir y exclamar que somos felices y mujeres queridas. Sin embargo, la realidad se aleja de eso cada día. Y todas deseamos gritar, aunque permanezcamos calladas.


Shirley Valentine es valiente, y se enfrenta a sí misma. Y se tira de la moto. Y se enamora de la vida. Y grita.

martes, 17 de enero de 2012

TORQUE: RODANDO AL LÍMITE






Receta para hacer una película digna de la sección TIEMPO QUE TIRÉ A LA BASURA:


Cojanse unos actores del montón.
Añádesele un surtido de situaciones inverosímiles y un chorrito de aburrimiento (al gusto del consumidor).



A continuación coja unos Moteros, una pizca de drogas, varios trozos de Pandilleros, dos cucharadas de Tunning, unas gotas de Negratas y que no falten unas buenas Chicas Explosivas y bátanlo todo a una grandísima velociadad.

Mezclese todo en un recipiente bien untado con exasperación y una base de aburrimiento
Horneese durante una hora y media aproximadamente. Retirar con mucho cuidado.

Para el final, se sugiere una presentación con dos tipos luchando a muerte con dos motos enfrentadas y golpeándose las ruedas delanteras a modo de espadas.

Con esta receta se aseguran ustedes que sus invitados queden felizmente asqueados y con el vómito a punto de aflorar. Si consiguen mantener sus amistades, haganmelo saber.

No pierdan el tiempo.


Aquí les dejo el trailer por si alguien aún sigue interesado.